20.11.07

El día de la marmota

Otra vez estoy en paro. Otra vez de la noche a la mañana. Otra vez a recoger las cosas. Otra vez a firmar el finiquito. Otra vez a llorar y otra vez a lamentarse.

Mi vida laboral empieza a ser un “otra vez” demasiado continuo. Y como todo lo que se repite mucho, acaba cansando. Así que empiezo a estar cansada y como con agujetas. Agujetas en los nervios y agujetas en los ánimos. Porque duele volver a mirar al vacío, porque me da vergüenza volver a las llamadas y a los mensajes, mendigando un puesto de trabajo, porque miro mi casa, en la que me refugio, donde tomo el sol, la que es más la casa de Salsa y tengo miedo de no poder pagarla. Porque odio ir a la cola del paro y sentirme una fracasada que tiene que recurrir al estado (ya, ya lo sé. Es mi derecho, bla,bla,bla, pero uno se siente como le da gana). Porque se me acumulan los problemas del primer mundo.

Eso antes de que alguien vuelva a decirme que podría ser peor. Eso antes de que alguien vuelva a decirme que aproveche para irme de vacaciones, eso antes de que alguien me diga que en quince días estaré trabajando de nuevo. Porque igual es así como sucede, pero nadie te lo da por escrito, así que ayer por la noche, entre lágrimas, me paré frente al ventanal de mi casa y pedí que, por lo menos estos días, dé mucho el sol.


De momento, el primer día del “parada otra vez” (voy a hacer una canción que se llame "Unemployed again, naturally"), llueve. Supongo que ya sólo puedo ir a mejor.

14.11.07

Hoy cumplo 35...



… y como se puede observar, estoy más estupenda que nunca. Se aceptan felicitaciones, agasajos, ramos de rosas (mándenlos a Antena 3, será donde pase el día), masajes verbales... Vamos, que me quieran un poco, que cuesta hacerse mayor.

13.11.07

Porque él lo vale (Because he´s worth it!)

Esta tarde alguien me ha preguntado si el concierto de Rufus Wainwright que iba a ver esta noche merecía un post. ¡Por favor, eso es como cuando mis amigos me preguntan a qué hora voy a salir del trabajo. Algo que cualquiera me conoce sabe muy bien.

Por supuesto que merece un post. Y dos. Y tres. Todos los que hagan falta para describir la brillantez de un artista que me arrebata cada vez que le veo. De hecho, yo creo que si no había vuelto a escribir desde el famoso día del acoso sexual británico es porque pensaba que en todo este tiempo no había habido nada que mereciera la pena contar. Total… ¿qué he hecho en este mes y medio largo? He acabado una… hmmm, llamémosle un “algo”. He empezado un nuevo trabajo en un nuevo programa, he estado en tres conciertos (cuatro con el de R.W), un Festival de cine y me he comprado una Nintendo DS. El Rey de España se ha puesto farruco con Chávez y con Esperancita Aguirre, y ha salido la sentencia del 11-M.

Sin embargo, ¿Hay algo más destacable en mi vida que un concierto de Rufus Wainwright? No, no lo creo.

Bueno sí, hace poco viví un momento de felicidad extrema. Estaba un domingo por la tarde en un probador del H&M. Unos pitillo negros imitando al raso se deslizaban por mis piernas y rodeaban mi cintura para abrazarla totalmente con la unión limpia de un botón y un ojal y la subida suave de una cremallera. Vamos, que el pantalón me cerraba. Mientras me colocaba la pernera y levantaba la vista para ver como me quedaban, comenzó a sonar “Rules and regulations”. Sí, como dice Montes, “La vida puede ser maravillosa”.

Rufus Wainwright es siempre un acontecimiento. Cada vez que tengo previsto verle, me excito. No es una excitación como la que viviría si fuera a ver a Ashton Kutcher (aunque algunos opinen que no tiene de hombre ni el nombre (¿hay nombres más viriles que otros? ¿”Jorge” es más viril que “Rubén”? ¿”Ramón” que “Adrián”?)), pero los días antes me sonrío cuando lo pienso. Ayer miraba las fotos del primer concierto al que asistí. Fue hace justo dos años (ya es día 13), en Barcelona. Aquel día llovía. También al día siguiente en Madrid, donde le vi por segunda vez. Hoy ha lucido un sol espectacular. Otro de estos días extraños de este extraño mes de noviembre.

El día de mi primer concierto estuve con Dani, el poppie que me recomendó al de Rhinebeck (broma privada), y que está jodido porque voy arrasando con un claro 7-5 en el tanteo asistencial de conciertos rufusianos. También Sonia y Oskía, con las que he compartido otra vez canciones, emoción, y hasta un momento fan que me avergüenza mucho, pero que me ha permitido coger luego un taxi con más tranquilidad.

Para abreviar, que es (muy) tarde:

- El grado de mamarrachismo de Wainwright sólo es comparable a su talento. O sea, enorme. Para ello, vean el traje (que ya lució en el FIB), sin nada debajo, asomando pelo (algo a destacar en un homosexual declarado, con lo activistas que se han vuelto los gays contra el pelo en el pecho), adornado con mil broches y rematado por esa gargantilla bisutera que muy bien podría haber robado de la caja fuerte de Saritísima (bueno, las de saritísima son buenas, como el “babero” que le regaló Anthony Mann)



Como buena diva, ha tenido unos cuantos cambios de vestuario. Vaya, no es la Pantoja, pero deja que pasen los años. El segundo modelo ha sido su ya famoso traje de tirolés (sí, tiene un nombre, pero nunca lo recuerdo)



Unas cuantas canciones en albornoz, incluido el “Over de rainbow"…



… Y por fin el momento Garland.



No se ha olvidado los pantalones, es tal cual iba la mamá de Liza cuando cantaba “Get happy” (algunos la recordarán porque esa canción la cantaba el padre de Laura Palmer cuando estaba a punto de perder el juicio).

- La duración del concierto es de agradecer. Tres horas en estos tiempos de la horita y media justa (fuck you, Interpol! Mega fuck you, Mando Diao!) vuelven fan a cualquiera.

- El repertorio ha sido ejemplar. TODO el último disco, “Release the Stars” (destacando ese “Nobody´s off the hook”, que me hace un nudo en la garganta cada vez que lo oigo). Dos temas del primero, “Danny boy” y “Barcelona”. “Poses”, “Cigarrettes and chocolate milk”, con la que, al igual que Goio en el concierto de Donosti, solté una lágrima y “The consort”, del segundo. “I don´t know what it is”, “14th street”, y “Beautiful child” del Want one, y “the art teacher” y “Gay messiah” del Want two. Cuatro temas de sus conciertos Judy Garland y una canción tradicional irlandesa cantada a pleno pulmón y sin micrófono (el “a capella” de toda la vida”

- El concierto ha tenido un momento de frikismo impagable. Cada vez que canta “Beautiful child”, Rufus dice que es una canción ideal para el público español, y nos pide acompañarla con palmas de tango. Hoy, además, lo ha complementado con dos señoras que han hecho su interpretación, más o menos flamenca, del temazo en cuestión.



- Wainwright está en forma. Sigue siendo MUY gracioso en sus comentarios, es rápido contestando los piropos del público y está al día de lo que pasa en cada sitio. Si en el País Vasco el tema independencia acabó siendo motivo de broma, en Madrid ha hablado del affair Borbón / Chavez y de la visita que había hecho durante el día a Toledo.

En fin, que no vuelvan a hacerme preguntas estúpidas. Aunque pensándolo bien, por qué no. Hoy tenía respuesta para las dos. Sí, el concierto de Rufus merecía un post, éste, y cuando por la mañana pasé la tarjeta en los tornos de Antena 3, podría haberle dicho a cualquiera de mis amigos. “Hoy salgo a las ocho”.