2.3.06

La gripe aviar-gatuna

En Alemania se ha registrado un primer caso de gripe aviar en un gato, aunque al parecer ya se habían dado más casos en Asia. Tiene una explicación muy sencilla, y es la afición de los felinos a cazar pájaros.

Ahora se ha extendido la alarma y ya han pedido a los dueños de gatos que estén cercanos a la zona afectada que no dejen salir a los animalitos, y andan medio acojonaos de que los gatos puedan contagiar el virus a los humanos.

Yo, como dueña de gata, me preocupo de que tenga todo lo mejor. Un lugar donde hacer sus necesidades, un lugar donde dormir (ella habitualmente duerme a los pies de mi cama, pero cuando digo a los pies me refiero literalmente a los míos. La tía planta el culazo sobre mis tobillos y ahí se queda, hecha una bolita, toda la noche), comida (no demasiada, que está pasada de peso, como yo), agua, juguetes (aunque lo que más le gusta es un trozo de lazo viejo, es capaz de pasarse horas persiguiéndolo), y mi mano derecha para que me la destroce a arañazos y mordiscos.

El caso es que ayer, por motivos laborales, llegué a casa a las 04.00 de la madrugada (personal best, he batido mi mejor marca). Estaba rendida, pero como quiero a mi gata, me puse a jugar con ella un buen rato. Nos perseguimos, nos escondimos (le encanta jugar al escondite), me mordió, me enganchó toda la ropa y al fin cenó, que la pobre debía estar ya canina (¿por qué no se dice felina?). Volvimos a jugar un rato y yo me fui a la cama.

Antes de dormirme, o sea, durante un minuto, más o menos, la escuché como mordisquear algo. Estuve pensando en levantarme y pegarle una voz, pero estaba cansada, y pensé que había vuelto a tirar una caja con un poco de pan tostado y que había conseguido la única rebanadita que quedaba.

Esta mañana me he levantado y ella ha venido corriendo a recordarme que quería comer. La verdad, no entiendo la obsesión que tiene esta gata con la comida. El caso es que al entrar en la cocina, he visto que, como pensaba, había tirado la cajita del pan tostado, un paquete de café y un paño de cocina. Tras recoger el paño del suelo y mirarlo, me he dado cuenta de que o bien mi gata es imbécil o es rematadamente lista y tiene contacto con la OMS (Organización Mundial de la salud) gatuna, que le ha dicho cuál es la perfecta alimentación para evitar la gripe aviar: la felpa.

Sí, todo ese cacho (de pequeña no me dejaban utilizar esa palabra en el colegio, y había que decir trozo. ¡Pero si era mucho mejor “¿me das un cacho de palmera?” que la cursilada de “¿Me das un trozo de palmera?”) de felpa se ha “jamao” la tía. La verdad, me he quedado en medio de la cocina, mirando a Salsa (que estaba sobre el poyo esperando su ración) a través del agujero, y pensando si debía tirarla por la ventana o llorar mi maravilloso paño, el más caro que tenía.

Al final he optado por darle su ración y meterme en la ducha, mientras pensaba si de veras podía haberse comido eso, si estaría por ahí el trozo, si es tan limpia que prefiere limpiarse por dentro con un trapo que con un BIO (aka Activia) o sus habituales trozos de planta de mi cocina, y si, de ser así, acabará metiéndose un lingotazo de Fairy para quitarse las grasas.

Por suerte, cuando he vuelto esta tarde a casa, corriendo para ver cómo estaba, me ha recibido como siempre, con maullidos desde antes de llegar la llave, con tres segundos (no más) de caricia de bienvenida, y dirigiéndose a la cocina para obtener su ración. ¡Ah! También había un trozo de felpa, pelos varios y restos de pienso hechos una perfecta bola en medio del salón. Yo creo que a Salsa no le preocupa la gripe aviar, ella es partidaria de "El Espatero", aquel torero que dijo “Más cornás da el hambre”.